top of page
  • Facebook - Black Circle
  • Instagram - Black Circle

Fuego y Sabiduría

Jezabel de Irène Némirovsky.

  • Foto del escritor: Agni Gómez Soto
    Agni Gómez Soto
  • 10 ago 2020
  • 7 Min. de lectura



Irène Némirovsky (Kiev, 1903 - Auschwitz, 1942), autora de la impactante Suite francesa, mostró desde muy joven un talento excepcional para captar las contradicciones de la vida y sus complejidades morales. Desde la publicación de su primera novela, David Golder, su obra fue acogida con entusiasmo en todo el mundo; el New York Times, por ejemplo, la consideró en su día “la sucesora de Dostoievsky”. Su trágica muerte en un campo de concentración Nazi puso fin a una obra magistral, que en los últimos años ha sido redescubierta y publicada.




---Traducción del francés: José Antonio Soriano Marco.

---Salamandra 2012.

---Primera publicación: Éditions Albin Michel, 1936.

---Título original Jézabel.

---190 páginas.


El juicio a Gladys Eysenach por el asesinato de su presunto amante, un joven estudiante de apenas veinte años, levanta una enorme expectación en París. La acusada, una mujer madura que se conserva excepcionalmente bella, pertenece a esa alta sociedad apátrida que recorre Europa de fiesta en fiesta. Envidiada por las mujeres y deseada por los hombres, Gladys ve cómo su vida se airea impúdicamente frente al juez: su infancia, el exilio, la ausencia del padre, su matrimonio, las difíciles relaciones con su hija, su fama de femme fatale, su fijación con la belleza y la juventud... El público, impaciente por conocer cada sórdido detalle, no comprende que la rica y envidiada Gladys, comprometida con un apuesto conde italiano, haya perdido la cabeza por un joven anodino, casi un niño. ¿Quién era el asesinado? ¿Un amante despechado? ¿Un delincuente de poca monta? ¿El testigo incómodo de un secreto inconfesable? ¿Se trata de un crimen pasional o de una fría ejecución? ¿Y por qué la acusada insiste en mostrarse culpable y exigir para sí misma un ejemplar castigo? Con una escritura ligera e incisiva y una intensidad dramática que mantiene el suspense hasta el final, Némirovsky explora en Jezabel la obsesión morbosa con la belleza y el poder embriagador que otorga la seducción, y demuestra, una vez más, su extraordinaria capacidad para explorar los recovecos de la psicología humana.


Esta magistral novela corresponde al periodo de Entreguerras y cuenta con 22 capítulos, más una entrada que no tiene numeración. Éstos capítulos, en su mayoría de 3 o 4 páginas, cuentan acontecimientos y épocas importantes en la vida de Gladys, la protagonista, permitiéndonos conocerla a fondo.


La novela tiene un narrador focalizado que nos relata con detalles lujosos todas las acciones de Gladys, sus emociones, y sus pensamientos más íntimos. Éste narrador, a veces nos habla desde la perspectiva de los interlocutores de Gladys más, al hacerlo, sigue enfocado en ella, dejándonos saber cómo la perciben éstos, qué piensan de ella, de sus interacciones con ella y cómo se sienten respecto a ella.


El tema principal de la novela es, sin duda, la obsesión por la belleza y la juventud, y el poder que ambas cosas otorgan a su poseedor. En la novela se explora el narcisismo, casi enfermizo, de Gladys; su deseo incontrolable de ser adorada y amada, y todo cuanto está dispuesta a sacrificar para mantener, a sus propios ojos, la adoración y el amor de otros pues, para ella, solo cuando es amada, adorada y deseada es cuando se reafirma su propio valor como ser humano. Poco a poco esta obsesión nos lleva también a explorar el miedo a la vejez y la decrepitud desde ese lugar de total narcisismo y vanidad en el que existe Gladys Eysenach.


La novela comienza presentándonos un hecho intenso: el juicio de Gladys Eysenach, una dama, de edad avanzada pero que no lo aparenta (y que en realidad ni siquiera el hombre que pretendía casarse con ella, sabe con certeza), extremadamente rica y extremadamente bella, tanto en el pasado como ahora, quién ha matado a su amante secreto de tan solo 20 años de edad. Descubriendo así, frente a todo el público, a su amante formal, un conde italiano quien le ha pedido matrimonio varias veces durante el tiempo que llevan juntos.


En esta primera parte se nos muestra a Gladys desde el punto de vista de la sociedad, y parece más bien que la estuvieran juzgando por el “libertinaje” con el que ha llevado su vida, que por el crimen del que la acusan y del que, por cierto, ella misma se declara culpable e inexcusable.


Luego, a partir del primer capítulo, se nos cuenta la historia de Gladys; quién es, de dónde viene, qué la motiva y la mueve, y a qué le teme. Esta parte es magistralmente contada a través del narrador focalizado que nos lleva a través de las incontables fiestas, las innumerables conquistas de Gladys, los amantes que aceptó, los eventos que la hirieron pero que, a la larga, la convencen más en su resolución de mantenerse bella, de no envejecer, por siempre haciendo hasta lo innombrable para mantener ese sueño, esa ilusión en la que permanece envuelta y en la que envuelve a todos quienes la rodean.


El desarrollo de Gladys es verdaderamente maravilloso, desde el momento en el que ella misma describe cómo descubre su "poder de mujer", el poder de atraer y subyugar a los hombres a través del deseo y el amor que despierta en ellos y se va transformando, cada vez más aprisa conforme pasan los años, en un ser que solo vive para su propia placer, que encuentra únicamente a través de su propia belleza y del poder seducir a un hombre con ella. Cómo ese deseo inacabable se vuelve casi un veneno y una obsesión sin límite.


A los personajes secundarios logramos conocerlos a través de sus experiencias con Gladys, dándonos muestras de su personalidad y carácteres específicos; algunos, que la acompañan por más tiempo, logramos conocerlos un poco mejor, aunque se siempre teñido por la propia visión de Gladys y lo que ella piensa de ellos, lo que ella piensa que estos personajes piensan de ella.


Jezabel nos lleva a través de las elucubraciones de un corazón y una mente enfermas de vanidad, de un deseo nauseabundo y febril de ser deseada y amada patológicamente. Némirovsky crea a un personaje totalmente detestable y al tiempo fascinante, con una visión del mundo, de la vida y de su propia humanidad tan distorsionadas que nos logra desconectar totalmente del contexto en que se mueve, en que existe.


El personaje se crea a sí misma un mundo igualmente retorcido e ilusorio en el que logra meternos a todos, a los otros personajes y al lector, y del que solo salimos cuando ella nos lo permite.

Las tragedias de su vida nunca tienen el sabor característico de la tragedia al que estamos acostumbrados puesto que primero pasa por ese filtro que es Gladys Eysenach y, al final, no sabemos si sentimos pena por ella, si la despreciamos o si la amamos con ternura; así como tampoco sabemos si ella se ama a sí misma, si se desprecia, si se sobrestima o si se subvalora o si, es un personaje tan humanamente construido, que hace todas estas cosas a la vez.


El libro, personalmente, me encantó. La primera vez que intenté leerlo no pude pasar de las primeras páginas pues, el juicio que se presenta sobre Gladys, sobre su vida íntima y su sexualidad, me revolvió el estómago y erróneamente pensé que así sería el resto del libro. Esta vez, después de pasar el juicio y leer el primer capítulo, no lo pude soltar; como a los hombres en su vida, Gladys me atrapó a través del deseo que sentía de conocer su historia, de saber cómo había terminado en una situación tan terrible, asesinando a su amante, de 20 años de edad, cuando ella era considerablemente mayor.

A medida que avanzaba el libro, crecían su locura y obsesión, yo misma sentía que leía con una curiosidad morbosa y cada vez me preguntaba ¿qué más quiere?, ¿qué más va a sacrificar?, y cuando pensaba que había algo que definitivamente pondría por encima de todo, que no haría, ella iba y hacía algo peor, más grave, más sutil, de lo que yo podría haberme imaginado.


Cuando se acercaba el final y dije OK, aquí está la razón de todo, ya sé para dónde va, aún quería saber cómo terminaba, cómo llegaba al punto final, no podía dejar de leer y sorprenderme, cómo el camino más posible no es el que la autora escoge sino que nos lleva incluso más profundamente en la psique de Gladys y nos sorprende hasta en el último renglón del libro.


Gladys ya no se hacía de rogar, cedía enseguida, porque sabía que ahora los hombres tenían prisa en el amor”.

Esta acotación la hace en el tiempo después de la Gran Guerra (la I Guerra Mundial), y me hace reflexionar sobre cómo los jóvenes de la época se sintieron atrapados al enfrentarse tan frontal y violentamente a su propia mortalidad horrorosa en manos de la guerra y cómo, esa misma reflexión, la puedo traer a un país como Colombia, y en general el mundo, en el que el estado del terror, el estado terrorista, nos pone en una guerra constante, nos enfrenta constantemente con esa mortalidad, cada vez más horrorosa ante las nuevas posibilidades, y afecta inconscientemente nuestra forma de vincularnos sentimentalmente.


Siento que no es tanto el “oxímoron” de la tecnología que nos acerca y separa cada vez más, sino de un profundo miedo a morir, a no tener tiempo de vivir; un miedo infundido por el ya mencionado estado del terror, generado por el estado terrorista. Un miedo primitivo e instintivo en el que la tecnología, la rumba, lo efímero, no son más que herramientas que, en esta novela, la protagonista utiliza a su máxima potencia.


El mundo de vanidad y narcisismo patológico de Gladys convierte a todas las mujeres que la rodean en enemigas, en competencia fiera que no le permite formar vínculos con ellas, que la aíslan y que también hacen de sus relaciones con los hombres relaciones aisladas, sin un vínculo sentimental sino meramente superficial. Es un personaje con un profundo miedo a la mortalidad, al paso del tiempo, al olvido.


Mi conclusión es 100% recomendable. Un libro corto, magníficamente construido, hermosamente narrado y completamente inesperado.


5. Calificación

10/10



Entradas recientes

Ver todo

Comentários


bottom of page