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   En Wikipedia podemos encontrar que el término amateur hace referencia a algo hecho por un novato, alguien que apenas se inicia en su quehacer, que comienza a conocer  los recovecos de su labor (Wikipedia, 2016). El fanart no es arte amateur, si nos centramos en esta simple explicación; los fanartistas, en su gran mayoría, no son principiantes. Como mínimo cada uno de ellos es un pequeño experto en todo lo relacionado al Objeto del cual son fans; muchos de ellos han tenido toda su vida inclinaciones artísticas y/o creativas y, aunque no todos han accedido a cursos formales en arte, al menos tienen un conocimiento básico que les permite usar sus capacidades al máximo, creando las complejas relaciones que son de nuestro interés en esta monografía.

     Mi primer encuentro con el fanart sucedió más o menos a la edad de 9 o 10 años. En esa época ya era fanática de varias series de televisión, especialmente de la serie de Anime Sakura Card Captors, y junto a mis amigas nos reuníamos tardes enteras, después del colegio, a dibujar nuestras versiones de los personajes. Más adelante comencé a asistir a eventos (convenciones) donde las series de tv, las películas, los videojuegos y los libros eran los protagonistas. En cada uno de ellos había siempre una selección de obras, interpretaciones de los personajes y los escenarios hechos por chicos como yo y que podía adquirir, guardar y que aún hoy aprecio mucho.

     Mi segundo encuentro con el fanart sucedió con el acceso a internet, aquí encontré otra gran variedad de nuevos Objetos de los cuales hacerme fan, que ya tenían sus propios fandoms; es aquí cuando comienzo a comprender las diferencias entre los objetos que producen así como la proliferación de estos. Lo que más me llamó la atención fue ver cómo el fandom tocaba las fibras más íntimas de los fans, cómo a través de las comunidades que se creaban, cada participante activo era capaz de encontrar, analizar, criticar e idealizar aspectos que para el público convencional son irrelevantes. También me cautivaba la forma en que el fandom y los fanartistas crean relaciones poco convencionales entre distintos Objetos y sus narrativas mezclando hábilmente sus experiencias, habilidades y conocimientos.

     El fenómeno de los fandoms, y de sus producciones como el fanart y el fanfiction, se han esparcido  masivamente durante los últimos años a través de internet y, en raras pero espectaculares ocasiones, se ha colado en la corriente principal de la cultura occidental en forma de noticias por lo general bastante escandalosas;  podemos recordar, hace unos cuantos años, cuando millones de jóvenes, a lo largo y ancho del mundo, esperaban pacientemente a que se abrieran las puertas de los cines, vestidos con togas y sombreros puntiagudos y practicando la pronunciación de frases en latín (Harry Potter), o el ensordecedor grito de las fanáticas de Crepúsculo (ver anexo 1) y sus insignias como ‘equipo Edward / Equipo Jacob’; y el aún más escandaloso lanzamiento del libro 50 Sombras de Grey (originalmente un fanfic de Crepúsculo, mezclado con la idealización y la desinformación sobre las malas prácticas del BDSM-Bondage, Dominación-Sumisión, Sadismo-Masoquismo - Ver anexos 1 y 2); o el mucho menos escandaloso pero tradicional, Baile de los Vampiros en Nueva Orleans, donde cada año fanáticos de las Crónicas Vampíricas de Anne Rice, se reúnen y disfrutan de su propia versión del decadente esplendor vampírico creado por esta autora; o el tradicional encuentro anual en el San Diego Comic Con, donde se anuncian todas las novedades importantes alrededor de los comics en Norte América.

     Henry Jenkins(1992), en su libro Textual Poachers, habla sobre las conexiones íntimas que solo pueden lograrse cuando un fan encuentra a otro fan, cuando se comparten teorías y experiencias alrededor de esos Objetos que se producen en masa para entretener y en los que encuentran, los fans, significados más profundos que conducen a preguntas más relevantes.   

     En casi toda la producción realizada dentro del fandom, es muy difícil hablar sobre un autor. Es difícil porque el  fandom es comunidad y en esa comunidad se discute absolutamente todo, desde el color de ojos de un personaje que apareció 10 minutos, hasta el posible punto de giro que habrá dentro de 10 capítulos. En estas discusiones se forman lo que en el fanlore se conocen como Headcannons y fannons, teorías o ideas que algún miembro activo del fandom arroja (Headcannon) y que pueden ser, o no, aceptadas por la mayoría como ciertas (fannon); en algunas ocasiones estas teorías han sido incluso recopiladas por los productores de algunas series e incluidas en eventos posteriores haciéndolas Cannon, por ejemplo lo ocurrido con la serie Supernatural. (Ver anexo 2).

     Todo esto hace parte de lo que influencia al fanartista, quien puede comenzar su producción a través de sugerencias del fandom o poner en evidencia sutiles aspectos comprensibles únicamente para los que saben dónde encontrarlos.

     Con este documento me gustaría promover que los investigadores del arte tomen esta producción con la seriedad e importancia que tiene para constituir una transformación del canon estético de nuestro tiempo, puesto que este trabajo no se ha hecho aún desde la perspectiva de las artes visuales. También intentaré mostrar las razones por las cuales creo que el trabajo visual realizado por los fans también es susceptible de ser considerado como arte, un arte que intenta acortar, incluso eliminar, las brechas que existen entre lo que más adelante definiremos como arte académico y fanart, Alta Cultura y Cultura Popular.

Justificación

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